lunes, 5 de julio de 2010

Los cuartos ya son historia


Cuando el colegiado guatemalteco Carlos Batres decretó el final del partido, Iker Casillas se arrodilló sobre el césped del Ellis Park con los ojos cerrados y los puños al aire. Acto seguido los jugadores de la selección española corrieron a abrazar a su capitán. España estaba en semifinales por primera vez en su historia. Todos se miraban felices y aliviados, se habían quitado un enorme peso de encima.


Pero el encuentro no fue un camino de rosas, ni mucho menos. Como muchos anticipaban, Paraguay fue un rival durísimo, con la clara misión de morder, de no dejar a ningún jugador español darse la vuelta. El equipo de Vicente del Bosque no se sintió cómodo en ningún momento y apenas pudo generar ocasiones de peligro. El partido parecía “carne” de prorroga hasta el minuto 57, cuando Piqué cometió un penalti como una catedral.


Era el momento de Casillas. Una vez más el destino de la selección estaba en sus manos, como en 2002 ante Irlanda y Corea o en 2008 ante Italia. El de Móstoles no se prodiga mucho en detener penas máximas durante la temporada, pero con “La Roja” le rodea un aura especial, algo sobrenatural que le convierte en invencible. Cardozo lanzó desde los 11 metros y “El Santo” una vez más obró el milagro. En ese momento el partido despertó de su letargo.


Alcaraz derribó a Villa al otro lado del campo. De nuevo máximo castigo. El “Güaje” cedió la responsabilidad a Xabi Alonso, seguramente el error ante Honduras en la misma portería hizo dudar al asturiano. El tolosarra anotó engañando a Bravo, pero Batres decidió convertirse en actor principal. Ordenó repetir el lanzamiento, porque algunos jugadores habían entrado en el área. Alonso tomó de nuevo la responsabilidad pero esta vez el meta paraguayo adivinó sus intenciones. Al rechace llegó Cesc Fábregas raudo y veloz y el portero del Valladolid se lo llevó por delante, pero el de Guatemala se hizo el “sueco”.


Fue entonces cuando el "fantasma de los cuartos" comenzó a planear sobre Johannesburgo. Por las mentes de muchos comenzaron a rondar la tanda de penaltis ante Bélgica en el 86, el codazo de Tasotti en el 94, la “cacicada” de Al Ghandour en el 2002. Pero esta selección no entiende de maldiciones ni de infortunios. La entrada de Cesc y Pedro otorgaron mayor profundidad al equipo. Y llegó el minuto 82. “Pedrito” estrelló en el palo una asistencia de Iniesta y el balón quedó en los pies de Villa, el más indicado. El “pichichi” del Mundial ajustó con el pie derecho, la pelota golpeó en los dos postes y finalmente se alojó en la portería de Paraguay. Jaque mate.


Alemania será el rival en semifinales. Los germanos tratarán de vengar la derrota sufrida en la final de la pasada Eurocopa. España se adentra en un terreno hasta el momento desconocido. Pero sus jugadores quieren hacer historia. No han viajado hasta Sudáfrica para pasar de cuartos, están allí con la intención de llevarse la copa y el que quiera impedirlo, tendrá que hacer algo más que correr.

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