jueves, 29 de abril de 2010

El Inter descarrila al Barça


El Fútbol Club Barcelona se quedó fuera de la final de Madrid. En su lugar estará el Inter de Milán que vuelve a una final 38 años después. Una final que según Mourinho, “para el Inter era una ilusión y para el Barcelona una obsesión”. El ambiente se había calentado bastante en los días previos al partido y eso al final se reflejó en un partido “trabado” y con pocas oportunidades.


El Barça afrontaba el partido recurriendo a la épica. Insufló en el aire una atmósfera de remontada “imposible”, incluyendo el llamamiento de los jugadores a la afición. Todo esto resulta tan innecesario como contradictorio, para un equipo cuyo principal argumento es el buen juego, el trato exquisito con el balón. Una filosofía que consiste en “madurar” la jugada hasta que aparezca el hueco o el pase, sin prisas ni atropellos. Es cierto que el equipo azulgrana nunca recurrió a las prisas ni al pelotazo, pero si se apreció un cierto bloqueo o “agarrotamiento” de los jugadores ya sea por la presión o el excelente trabajo defensivo del Inter.


Porque el planteamiento de Mourinho es una agresión al “jogo bonito”, pero sus resultados son incuestionables. El técnico portugués le ganó la partida a Guardiola, que no supo o no pudo reaccionar ante semejante muralla defensiva. La expulsión de Motta sólo sirvió de excusa para reforzar los argumentos de “Mou”, que propiciaron situaciones tan inverosímiles como ver a un delantero centro como Etoo, defendiendo en la banda como un lateral. El Inter provocó un verdadero cortocircuito en la señal del Barcelona, hasta tal punto que sólo concedió tres ocasiones: un disparo de Messi (su única aparición), un cabezazo de Bojan que se fue por milímetros y el gol de Piqué en posición ilegal.


El tiempo se consumía sin que el Barça encontrara la forma de hincarle el diente a la portería de Julio César. Jugadores importantes como Ibrahimovic, Messi, Xavi o Alves estuvieron totalmente desaparecidos y al final su equipo lo pagó. El Inter de Milán se cita con el Bayern en la final del 22 de mayo, mientras que el Barcelona deberá reponerse del varapalo si no quiere llevarse otro más doloroso y definitivo en la Liga, donde el Madrid sigue al acecho.

lunes, 26 de abril de 2010

Raúl escribe su epílogo


El dolor en el tobillo se hacía cada vez más intenso, apenas podía seguir caminando sobre el césped. Miró al banquillo y pidió el cambio. Estaba roto pero aún podía hacer algo más. Todavía podía hacer un último esfuerzo antes de marcharse: corrió hacia la portería contraria hasta llegar al punto de penalty, recibió un pase de Cristiano Ronaldo y empujó el balón a la red. El Real Madrid se adelantaba en el marcador y Raúl se iba cojeando del mismo campo que le había visto "nacer".


Era el enésimo servicio del jugador para su equipo. Después de 16 temporadas, 549 partidos y 227 goles en primera división volvía a hacerlo de nuevo. Había puesto al Madrid con ventaja en un partido decisivo cuando las cosas parecían complicarse. El resto del encuentro lo vivió desde el banquillo, sin poder controlar los nervios ni la inflamación de su tobillo.


Un tobillo que le hace ser baja cuando sólo faltan 4 partidos para que termine la liga. Muchos no se percataron, pero al término del partido, Raúl González se llevó el balón del encuentro. A lo mejor hemos asistido al último partido de Raúl con el Real Madrid y a su último gol en la liga española, quien sabe. El capitán blanco hará todo lo posible para que esto no sea así., todavía se puede ganar esta liga. Su tiempo se acaba y él lo sabe, pero mientras esté ahí luchará sin descanso. Hasta el final.

viernes, 23 de abril de 2010

Evans contra "la maldición del arcoiris"


En los últimos años pesa una verdadera maldición sobre el maillot de campeón del mundo de ciclismo en ruta, más conocido como maillot arcoiris. Esta maldición consiste en que el corredor que lleva dicha prenda, no consiga grandes victorias y le persiga el gafe durante todo el año. Pues bien, este año parece que la maldición no tiene efecto alguno sobre el actual portador del maillot: Cadel Evans.

Evans fue uno de los grandes derrotados en el pasado Tour de Francia. En la salida partía como uno de los grandes favoritos al triunfo final, dado que en 2007 y 2008 había sido segundo. Aunque a la hora de la verdad, durante la carrera no se encontró tan “fino” como en años anteriores y finalizó en un más que discreto 30º puesto. Sin embargo, el destino tenía reservada una sorpresa para el corredor australiano: en septiembre, después de su tercer puesto en la Vuelta a España, se proclamaba campeón del mundo en ruta en Mendrisio (Suiza), firmando su mejor victoria hasta la fecha.


Esta temporada parece que el título de campeón del mundo ha liberado a Cadel de buena parte de la presión a la que estaba sometido; también de su fama de “chuparruedas”, de ciclista que no arriesga y nunca ataca. Su victoria en la Flecha Valona el pasado miércoles es una prueba de ello. El muro de Huy, lugar donde finaliza la prueba desde 1983 (una subida de 1.300 metros, con un desnivel medio del 9,3% y rampas de hasta un 26%), fue el escenario de la batalla final protagonizada por los españoles Alberto Contador, Joaquím Rodríguez e Igor Antón. Cuando parecía que Contador iba a llevarse el gato al agua, apareció Evans viniendo desde atrás, rebasó al ciclista de Pinto a pocos metros de la meta y consiguió la victoria.


La victoria adorna un poco más el palmarés de este ciclista, que comenzó en el mountain bike, para pasarse al ciclismo en carretera en 2001. Un palmarés que hasta la consecución del pasado mundial no reflejaba la calidad de Cadel Evans. Veremos si en los próximos meses se confirma la “metamorfosis” o si esto es sólo un espejismo. De momento deberá hacer frente a su edad (33 años) y a la “maldición del arcoiris”, aunque de esto último, de momento no hay noticias.

miércoles, 21 de abril de 2010

¿Qué pasa con Bojan?



Desde su irrupción en el panorama futbolístico, la trayectoria de Pep Guardiola como entrenador sólo ha estado acompañada de aplausos y elogios. Nadie discute su más que brillante labor al mando del Barça de los seis títulos. Sin embargo, como en todas las cosas buenas siempre se puede poner algún pero, y ese no es otro que el caso de Bojan Krkic.


El delantero español de origen serbio, apuntaba hace poco más de un año como la gran esperanza de la cantera barcelonista y por extensión, de la selección. Bojan debuta en primera división de la mano de Frank Rijkaard en Pamplona, en octubre de 2007 con 17 años. Marca su primer tanto en Villarreal, convirtiéndose en el jugador más joven en marcar con la camiseta blaugrana.(también lo haría en Champions ante el Schalke 04). El joven delantero se convierte en el jugador revelación de la temporada y el propio Luis Aragonés le convoca con la selección para un amistoso ante Francia en Málaga, en el que finalmente no debuta por una inoportuna gastroenteritis. El de Linyola cierra la temporada con 12 goles entre todas las competiciones, es la sensación allá donde va y todos coinciden en el gran paralelismo entre la aparición de Bojan y la del gran Raúl González Blanco. Luis Aragonés cuenta con el jugador para la Eurocopa de Austria y Suiza, pero finalmente renuncia alegando cansancio físico.


El cierre de la temporada 2007/2008 supone el final de la era Rijkaard. Aparece en escena Pep Guardiola, que acaba de ascender al filial a Segunda División B. Gran defensor de la cantera y procedente de la misma, el técnico de Santpedor parece el técnico ídoneo para su explosión definitiva. La temporada comienza y Bojan lo hace desde el banquillo, en cada partido tiene sus minutos pero estos resultan escasos en comparación con el año pasado. Lo único positivo es su debut con “La roja” en un amistoso en Albacete contra Armenia. El canterano aprovecha las pocas ocasiones de las que dispone para jugar y anota 10 goles entre Liga, Copa y Champions, destacando el que anota en la final de la Copa del Rey. Las cifras determinan que Bojan ha marcado prácticamente los mismos goles que la temporada anterior, pero jugando la mitad de minutos en Liga (1.467 en la 2007/2008 y sólo 722 en la 2008/2009). A pesar de todo, se muestra satisfecho por los títulos conseguidos y de su boca no sale reproche alguno hacia el entrenador.


La temporada actual no ha cambiado el guión lo más mínimo. Incluso la fulgurante aparición de Pedro, ha "eclipsado" aún más la figura de Bojan Krkic. Guardiola sigue dándole tantos minutos como el año anterior. El técnico ensalza el trabajo del jugador cada vez que le preguntan por él, pero a la hora de la verdad parece no confiar demasiado en él. La prueba más clara la tuvimos anoche con el cambio de Abidal por Ibrahimovic. Bojan miraba desde la banda esperando su oportunidad. ¿Está Guardiola protegiendo al canterano en exceso, o por el contrario, está cortando su progresión? El tiempo nos lo dirá.


martes, 13 de abril de 2010

El espejo del Barça 2003/2004


La llegada de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid en junio de 2009, venía precedida de un clima de urgencia. Había que devolver al Real Madrid a lo más alto y contrarrestar él, por aquel entonces, “triplete” del Barcelona. Han pasado 10 meses desde entonces y el Madrid está eliminado tanto en Copa, como en Champions. En la Liga, marcha en segunda posición a tres puntos del mejor Barça de la historia. Suma 77 puntos y hasta el sábado pasado, era líder de la clasificación tras encadenar 12 victorias consecutivas. En muchos sitios se habla ya de fracaso y se pide la cabeza del técnico Manuel Pellegrini.


Retrocedamos 7 años en el tiempo, concretamente a la temporada 2003/2004. Nos centramos ahora en el Barcelona de aquel entonces. El equipo azulgrana comenzaba una nueva etapa con un nuevo presidente, Joan Laporta, y un nuevo entrenador, Frank Rijkaard (tras el “no” de Ronald Koeman). El equipo llevaba varios años a la deriva y necesitaba volver a ser un grande. La llegada de jugadores como Ronaldinho, Márquez o Luis García, reforzaban una plantilla en la que ya había gente como Puyol, Xavi, Luis Enrique, Kluivert, Overmars o Saviola. Además asomaban ya jóvenes procedentes del filial como Andrés Iniesta, Thiago Motta o Víctor Valdés.


La temporada comenzaba de un modo desastroso, el sistema del técnico holandés parecía no funcionar y pronto comenzó a ser cuestionado. Corría enero de 2004 y el Barça llegaba a Sevilla en la 9ª posición muy lejos del líder, el Real Madrid. El partido era un “match ball” para Rijkaard, su continuidad dependía de una victoria. El Barcelona se impuso por la mínima, gracias a un gol de Patrick Kluivert.


A partir de ese momento, coincidiendo con la llegada del centrocampista Edgar Davids en el mercado de invierno, el Barcelona encadenó una racha de 9 victorias consecutivas que le auparon hasta la 2ª posición. El equipo sólo perdió 2 encuentros en toda la segunda vuelta, quedándose a sólo 5 puntos del campeón, el Valencia. Muchos coincidieron en que al Barça le faltaron unas pocas jornadas más para dar caza al Valencia. A destacar, la brillante victoria en el Bernabéu por 1-2, en un partido que hundió definitivamente al Real Madrid. Además, la temporada nos dejaba el nacimiento de una estrella: Ronaldinho.


Aquel año el Barcelona, no ganó ningún título. En Copa fue eliminado por el Zaragoza en cuartos de final, mientras que en la UEFA (aquel año no estaba ni clasificado para la Champions), cayó ante el Celtic en octavos de final. A pesar de cerrar otro año en blanco, desde el club se hizo una lectura positiva de la temporada. El equipo había comenzado mal, pero terminó la temporada en clara línea ascendente. Se habían colocado los cimientos, donde después se asentaría la base de un gran equipo. Lo que ocurrió en los años siguientes, todos lo sabemos.


Con esto no quiero equiparar la situación del Real Madrid actual, con la del Barcelona de entonces. Considero además, que la plantilla del Madrid es superior a la de aquel Barça. Sólo pretendo demostrar que con paciencia y teniendo las ideas claras a la hora de iniciar un proyecto, se puede construir un equipo ganador. A pesar de que esto, suponga el hecho de asumir otra temporada sin títulos en el casillero.

lunes, 12 de abril de 2010

"Espartaco" se exhibe una vez más


París-Roubaix, el Infierno del Norte. Un recorrido de 259 kilómetros, de los cuales, 53 son de pavés, repartidos en 27 tramos. Los ciclistas llegan a la meta rotos, llenos de sudor, barro, arena o polvo, según las condiciones, alguno incluso lo hará con sangre si aparece el infortunio. Que un corredor ataque en solitario faltando 50 kilómetros para la meta, podría calificarse como una misión imposible, un auténtico disparate. Si este corredor se llama Fabian Cancellara, la cosa cambia.


El campeón suizo, se anotó en la jornada de ayer, su segunda París-Roubaix, como ya hiciera en 2006, y después de completar una auténtica exhibición muy similar a la de hace una semana en el Tour de Flandes. “Cancellara”, realizó toda una demostración de poderío y valentía, atacando en solitario, sorprendiendo al gran favorito: el belga Tom Bonnen, que ayer aspiraba a igualar a su compatriota, Roger de Vlaeminck, con 4 triunfos (record de la prueba).


El ataque de “Espartaco”, cogió a todos sus compañeros del grupo de cabeza desprevenidos (Bonnen estaba comiendo). La “Locomotora” suiza arrancó con fuerza aprovechando un tramo de asfalto, sin levantarse del sillín, desplegando todos los watios de potencia que almacenan sus piernas. Bjorn Leukemans hizó un intento de seguirle, pero enseguida desistió. Cuando los demás integrantes del grupo reaccionaron, Cancellara ya les había sacado 20 segundos. En ese momento comprendieron que era el fin. La diferencia subía de forma escandalosa cada kilómetro. El “Expresso” de Berna había puesto la directa y no pararía hasta la meta, situada en el Velódromo de Roubaix, donde se presentó con 2 minutos de adelanto sobre el segundo clasificado, Thor Hushovd. El español, Juan Antonio Flecha entró tercero, rozando el triunfo una vez más.


Estamos ante la enésima demostración de poderío de Fabian Cancellara. El mejor contrarrelojista de la actualidad, capaz de vencer también en las grandes clásicas del ciclismo: Milán-San Remo, Flandes y París-Roubaix. Una fuerza de la naturaleza, a la que hay que añadir un extraordinario talento.



domingo, 11 de abril de 2010

Golpe de campeón


Todavía no es matemático, pero la Liga está sentenciada. El Real Madrid, está a 3 puntos del Barcelona (4 con el golaverage), con 21 puntos por disputar, pero el resultado de anoche es un golpe de efecto. Las rostros en un equipo y otro, reflejan a la perfección el estado de ánimo de los dos equipos: “somos campeones”, en el de los vencedores; “se acabó”, en el de los vencidos. El Barça de paso, rompe la imbatibilidad del Madrid en su estadio y por primera vez en su historia, gana dos veces consecutivas en casa del eterno rival.

El planteamiento inicial de Guardiola instaló la sorpresa en el ambiente. Alves jugaba de extremo derecho, pasando Puyol al lateral y Milito al centro de la zaga con Piqué. El técnico temía las contras del rival y con este esquema, pretendía frenar las peligrosas salidas en tromba del Madrid. Los blancos, por su parte, impusieron una enorme presión con el fin de impedir la circulación y “secuestro” del balón del Barça.

La primera parte transcurría con el Barcelona intentando llevar el peso del partido, procurando no perder el balón en zonas de peligro, y el Real Madrid, buscando incomodar y robar, para salir a toda velocidad buscando las carreras de Ronaldo principalmente. Podía decirse que ambos entrenadores se habían anulado mutuamente, hasta que en el minuto 32, Xavi y Messi conectaron. “La Pulga” se internó en el corazón del área, el de Tarrasa levantó la cabeza y le envió el balón. El control de Messi fueron dos cosas al mismo tiempo: control y regate sobre Albiol. Casillas no pudo hacer nada. Primer disparo a puerta: 0-1.

Como muchos vaticinaron, el primero en marcar tendría todas las de ganar. Guardiola así lo entendió y en el descanso volvió al esquema habitual con Alves de lateral. El Barcelona se conjuró para mantener la posesión del balón, como forma de atacar y protegerse al mismo tiempo. Xavi Hernández de nuevo, volvió a ejercer de maestro de ceremonias. Esta vez fue Pedro el encargado de recibir el pase al hueco y batir a Iker. Jaque mate.

El Madrid estaba tocado y hundido. Pellegrini buscó la solución con la entrada de Guti, pero ya era tarde. Aún así un genial pase del “14” que Van der Vaart malogró, pudo activar el “modo remontada” en el Bernabéu. El resto del partido fue un monólogo de los azulgrana, con pases, triangulaciones y “rondos” interminables, a los que el público y el Madrid asistían impotentes. Esta temporada el Barça está demostrando oficio, matando y durmiendo los partidos.

Después de la revolución del pasado verano, Florentino solamente ha podido minimizar el 2-6 para dejarlo en un 0-2. El Barça sigue siendo bastante superior y su hambre parece no tener fin. Los blancos tienen dos opciones: luchar hasta el final durante las 7 jornadas restantes y morir de pie, o por el contrario, tirar la toalla como la temporada pasada y cerrar otro año en blanco en la más absoluta mediocridad. Lo que todos saben es que da igual lo que escojan, la Liga ya tiene dueño.





sábado, 10 de abril de 2010

CR9 ante el gran desafío


Todos sabemos que el Real Madrid-Barcelona de esta noche será decisivo para saber quien será el campeón de liga. Sin embargo, hay otras cuestiones en las que el “Clásico” también puede resultar determinante. Es el caso de la disputa entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo por ser el mejor jugador del mundo.


Desde su llegada a Madrid, el crack portugués no ha hecho más que justificar la cantidad desorbitada que el equipo blanco pagó por él (94 millones de euros). Desde que se hizo público su fichaje, todos los focos apuntan hacia él. A base de goles, Ronaldo se ha ganado el respeto y el apoyo de una afición, que ve en el jugador de Madeira uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el equipo. Cristiano ha demostrado una ambición y una exigencia a sí mismo extraordinarias (aunque a veces peca de individualista). Posee unos números espectaculares tanto en Liga (18 goles en 21 partidos), como en Champions (7 goles en 6 partidos).


Sin embargo, el rendimiento de Cristiano Ronaldo, se está viendo eclipsado, por la estratosférica temporada de Messi. El argentino, con goles, jugadas espectaculares, “hat-tricks”, etc. está acaparando todas las portadas a nivel nacional e internacional. Su portentosa actuación ante el Arsenal, con 4 goles, el pasado martes, ha supuesto una batería de elogios hacia el jugador, ya sea a nivel nacional como internacional. Los números de Messi hablan por sí solos: 26 goles en 27 partidos de Liga,8 goles en 9 partidos de Champions, a los que hay que añadir 1 en Copa del Rey, 2 en la Supercopa de España y 2 en el Mundial de Clubes.


Cristiano niega que el Madrid-Barça sea sólo un duelo entre Messi y él, pero en su cabeza la idea que ronda es totalmente la contraria. Sabe que Messi, le ha desbancado del “trono” mundial y que este año ya le lleva varios metros de ventaja. El partido de hoy es una oportunidad de oro para comenzar a recuperar el número 1. Todo el mundo piensa que Ronaldo no va a bajar los brazos. Su enorme ego y su gran competitividad no se lo permitirán. Disfrutemos con el espectáculo.

lunes, 5 de abril de 2010

Abebe Bikila, la leyenda de los pies descalzos

Domingo 21 de marzo de 2010. Maratón de Roma. El atleta etíope Siraj Gena, marcha en solitario a la cabeza de la prueba y se dispone a ser el ganador. A falta de 500 metros para la meta, se detiene para sorpresa de los asistentes. Se quita las zapatillas y reemprende la marcha. Recorre descalzo la distancia que le separa de la meta y entra vencedor. El gesto de Gena podría ser una mera anécdota, una forma curiosa de celebrar su victoria, pero no lo es. Lo que este atleta hizo, fue rendir un homenaje a un compatriota, al mejor maratoniano de todos los tiempos: Abebe Bikila.

Mamo Wolde, Miruts Yifter, Haile Gebrselassie, Derartu Tulu, Tirunesh Dibaba y Kenenisa Bekele, son algunos de los grandes atletas etíopes de la historia. Sin embargo, todos deben gran parte de sus éxitos a Abebe Bikila, el primer atleta africano en conseguir un oro olímpico. Él fue el pionero. El encargado de romper el muro, de abrir el camino para todo un continente.

La historia de este atleta comienza el 7 de agosto de 1932, fecha en la que nació, en Mout, una pequeña región de Etiopía. Criado en una familia humilde, a los 20 años ingresa en la Guardia Imperial, una salida fácil para conseguir el sustento diario. Fue allí donde el joven Bikila, comenzó a demostrar sus dotes como atleta, a pesar de que nunca había participado en una carrera. El momento clave para el inicio de su carrera deportiva, fue cuando vio a un grupo de deportistas, con la palabra “Etiopía” impresa en la espalda. Eran atletas del equipo olímpico de Etiopía. Desde ese momento, Abebe, quiso ser uno de ellos.

En los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, Abebe Bikila iba a cumplir su sueño de representar a Etiopía en unas Olimpiadas. A su llegada a la capital italiana, Bikila era un auténtico desconocido. Se presentó en la salida de la maratón con los pies descalzos, ante el asombro del público. Al parecer, no se encontraba cómodo con las zapatillas suministradas por el patrocinador del equipo etíope, por lo que decidió correr sin calzado los 42 kilómetros y 195 metros. Al fin y al cabo, así se entrenaba en su propio país.

La carrera comenzó a última hora de la tarde, con el fin de evitar las altas temperaturas del mes de agosto en Roma. A mitad de recorrido, Bikila marchaba en el grupo de cabeza, comandado por el gran favorito: el marroquí Rhadi Ben Abdesselam. Los dos africanos no tardarían en quedarse solos, en un duelo apasionante. Entrada la noche, los dos atletas corrían por la Via Appia romana, flanqueados a ambos lados por antorchas portadas por guardias italianos, creando así una atmósfera espectral. En las piernas de Abebe, se concentraba el orgullo de todo un pueblo.


El último kilómetro de la carrera, coincidía con el paso por el Obelisco de Axum, monumento etíope expoliado por las tropas italianas 23 años atrás, durante la Segunda Guerra Italo Abisinia. Fue en ese mismo punto, donde Abebe Bikila lanzó su ataque definitivo. Abdesselam no pudo seguir al etíope, el cual entró en primer lugar con un tiempo de 2 horas, 15 minutos y 16 segundos (mejor marca de todos los tiempos en aquel momento). Bikila se convertía en el primer africano que ganaba un oro olímpico.
La justicia poética quiso que la meta estuviera situada bajo el Arco de Constantino, lugar desde donde partieron las tropas de Mussolini en 1935, para conquistar Etiopía. No existía un escenario mejor para coronarse como vencedor.

A su llegada a Etiopía, Bikila fue recibido como un héroe. Su victoria, cargada de un gran valor simbólico, había sobrepasado los límites de lo estrictamente deportivo. Su victoria representaba la lucha de un país. Para muchos Abebe era el etíope que había “conquistado” Roma. Fue ascendido a sargento y recibió un anillo de diamantes. A cambio, el Emperador Haile Selassie, se quedó con la histórica medalla de oro. Sin embargo, no todo iba a ser buenas noticias. Etiopía no era un país estable y Bikila, como miembro de la Guardia Imperial, se vio involucrado en un intento fallido de golpe de estado contra el Emperador. Fue condenado a morir en la horca, pero finalmente el Emperador amnistió al héroe nacional.

Llegó el año 1964 y con él los JJ.OO. de Tokio. Abebe Bikila se preparaba para defender su título olímpico. A seis semanas de la competición, sufrió un ataque de apendicitis y tuvo que ser operado. Abebe llegaba a Tokio, bastante debilitado y con sus planes de entrenamiento trastocados. Todos le daban por muerto, pero Bikila iba a resurgir de sus cenizas. Volvió a vencer en la maratón (esta vez con zapatillas). El mundo entero no salía de su asombro, había corrido más deprisa que en Roma, cuatro años atrás. Detuvo el cronómetro en 2 horas, 12 minutos y 11 segundos (nuevo record mundial), aventajando en más de 4 minutos al segundo clasificado. Bikila se convertía en el único maratoniano que vencía en dos olimpiadas consecutivas, hasta la fecha.

La suerte no le acompañaría en las Olimpiadas de Mexico, en 1968. Una fisura en el pie y problemas de adaptación a la altitud le hicieron abandonar en el kilómetro 17 de la prueba. Para consuelo de Abebe, su compatriota Mamo Wolde consiguió la victoria.

La carrera deportiva de Bikila parecía enfilar su recta final, un final que se precipitó en 1969, cuando un grave accidente de tráfico le dejó paralítico. En los años siguientes, Abebe luchó por recuperarse de sus graves lesiones. Acudió a los JJ.OO. de Munich en 1972, como técnico del equipo etíope. El estadio Olímpico le brindó una gran ovación en los que iban a ser sus últimos Juegos. Un año después, el 25 de octubre de 1973, fallecía a los 41 años de un derrame cerebral. Toda la nación salió a la calle para despedir a su ídolo. El estadio de la capital, Addis Abeba, fue bautizado con su nombre y el Emperador le concedió el mayor título honorífico de Etiopía, el de “Ato”.

Casi 27 años después de su muerte, muchos recuerdan al “campeón de los pies descalzos” y coinciden en que como él no ha habido otro igual. Bikila se marchó dejando un importante legado: abrir el atletismo a todo el continente africano. Su aparición marcó un antes y un después en la historia de este deporte.