La Vuelta a España 2006 también pasó por Andalucía, como en tantas ocasiones. Sin embargo, en aquella edición la carrera se encontraba en su recta final. El líder era Alejandro Valverde, la gran figura del ciclismo español (Contador todavía no había “explotado”). El murciano se hizo con el maillot oro en la jornada que finalizó en La Cobertoria, y había resistido, con bastante suficiencia, los ataques de sus rivales (Vinokourov, Sastre, Kashechkin). Nada hacía sospechar lo que iba a suceder en la 17ª etapa con final en Granada.
Valverde parecía tener media Vuelta en su bolsillo, pero enfrente estaba Vinokourov, el que nunca descansa. Si se tratase de una película, el kazajo sería el malo “malísimo”. La mirada de hielo. Un rostro impenetrable. En la cabeza, “tatuada” permanentemente una consigna: “atacar”. Las piernas de un “pura sangre” y un instinto asesino. Por si esto fuera poco, a su disposición todo un equipo, Astaná. Prácticamente la selección de su país, Kazajistán. Además tenía en Andrey Kashechkin un escudero de lujo
Antes de llegar a Granada una dificultad montañosa, el Alto de Monachil. Para cualquier corredor muy lejos de la meta, pero “Vino” no es ningún cualquiera. En la subida manda a su “primer espada”, Kashechkin, por delante. A tres kilómetros de coronar el alto, lanza su ataque demoledor. Valverde se queda “clavado” y no puede seguir al kazajo. Crisis. Alexander se crece ante el mal momento que atraviesa el maillot oro. En la cima le espera el “Camarada” Andrey.
Los dos kazajos, “Vino” y “Kash”, coronan Monachil, ambos se frotan las manos dispuestos a repartirse el “botín”. Sorprendentemente, un recuperado Valverde acelera en los últimos metros y consigue cazarles. El murciano, respira. Parece que ya ha pasado lo peor. Pero Vinokourov nunca se rinde, eso es algo que desconoce totalmente. El líder se ha quedado sin piernas por el gran esfuerzo realizado, y lo que es peor, sin pulmones. Es hombre muerto. Vinokourov lo sabe. Lanzado por Kashechkin, realiza un nuevo demarraje en el descenso. Allí donde las motos y las cámaras no pueden seguirle. El crimen perfecto, sin testigos. Alexander se lanza a “tumba abierta” dispuesto a rematar a Valverde. “Soy kazajo y no le tengo miedo a nada, no me alcanzaréis”.
El del Caisse d´Epargne coge aire y busca aliados para emprender la persecución, pero no encuentra ayuda alguna. Vinokourov alcanza al norteamericano Tom Danielson, que marchaba por delante. Ambas partes llegan a un acuerdo, etapa para uno y liderato para el otro, no hay nada más que hablar. Valverde intenta desesperadamente reducir las diferencias, pero está solo. Los dos fugados se relevan a la perfección y los segundos comienzan a caer como una avalancha.
Danielson llega a Granada con los brazos en alto, a su rueda el “malvado” Alexander. Sólo falta contemplar el estropicio que ha organizado. Valverde entraba a 1:40, derrotado y fundido. El jersey oro cambiaba de dueño. La Vuelta a España 2006 había sufrido un verdadero “golpe de Estado” y ahora ponía rumbo hacia un destino totalmente desconocido, Kazajistán. Todo ello por obra y gracia de un insensato. Bendita locura.
Buena culpa de ello la tuvo el hecho de que Alejandro bajara Monachil sin abrocharse el maillot, que abierto le frenaba constantemente. Tuvo muy poca sangre fría en ese momento el bueno del murciano. Al igual que al buscar a alguien que le ayudara (y quejarse de que ello no sucediera). Era el líder, le estaban comiendo la Vuelta, y la etapa estaba sentenciada. No había ayudas posibles.
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