El “nacimiento deportivo” de Pau Gasol Sáez tiene lugar en Málaga, en febrero de 2001. Final de la Copa del Rey Barcelona-Real Madrid. Un joven de brazos interminables destroza a los blancos en el Martín Carpena. La NBA pone sus ojos en él. En la final de la ACB, mismo rival y similar desenlace: título y MVP. Gasol es seleccionado como número 3 del “Draft” por los Atlanta Hawks (después traspasado a Memphis Grizzlies) y se marcha a la NBA, donde se convertirá en el segundo español en jugar tras el malogrado Fernando Martín
Muchos cuestionaron la decisión de marcharse tan joven a la mejor liga del mundo. El siempre polémico Kevin Garnett, entonces en Minnesota, le dio la “bienvenida” en uno de los primeros partidos, retándole en cada jugada. Pau no sólo no se arrugó, sino que en el siguiente encuentro se marcó un “mate” memorable en la cara de Garnett. Aquel fue su “bautizo de fuego” en la NBA. El de Sant Boi no tardó en convertirse en el jugador “franquicia” de los Grizzlies, fue nombrado “Rookie del año” y más adelante consiguió meter a Memphis en los “Playoffs” por primera vez en su historia. También iba a protagonizar otro hecho sin precedentes para un jugador español: participar en un "All Star Game".
Con la selección española se erigió en el auténtico líder del equipo. Gasol se empeñó en transmitir a sus compañeros sus ansias por ganar. Les enseñó a no temer a ningún adversario, a luchar contra todas las adversidades. Poco a poco se fue formando un grupo de jugadores talentosos, pero que ante todo era eso, un grupo; un verdadero equipo en el que se imponía el colectivo por delante de todas las individualidades. Aquel grupo se consagró con el título de Campeón del Mundo de 2006, en Japón, donde Pau fue nombrado MVP del torneo, a pesar de no disputar la final por lesión. Las victorias han hecho grande a la selección, pero también derrotas como la sufrida en el Eurobasket de España 2007, han contribuido a unir todavía más al combinado nacional.
La trayectoria de Pau Gasol en la NBA parecía estancarse en Memphis, hasta que en febrero de 2008 su carrera iba a dar un vuelco espectacular: ficha por Los Ángeles Lakers. El pívot español encajó en la histórica franquicia desde el primer día. Su llegada supuso un tremendo salto de calidad para los Lakers, que pasaron de luchar por meterse en los “Playoffs” a disputar la final de la NBA. Sin embargo, no pudieron derrotar a los Boston Celtics. Gasol sufrió numerosas críticas acusándole de “blando”. No le importó, siguió trabajando. El verano de 2008 iba a ser muy especial, se celebraban los JJ.OO de Pekín. Allí Gasol y sus compañeros de selección querían olvidar el mal sabor de boca de las anteriores Olimpiadas en Atenas. España jugó un torneo sensacional y en la final protagonizó un partido para el recuerdo, poniendo contra las cuerdas a la todopoderosa EE.UU. Aquella medalla de plata supo a oro.
Mejorar lo de 2008 era difícil, pero no imposible. Los Lakers y Pau se plantaron de nuevo en la final de la NBA, esta vez no fallaron. La pareja Bryant-Gasol fue letal para Orlando Magic. El equipo angelino sumaba su 15º anillo y Gasol escribía otra página dorada para el deporte español. Todavía había que saldar una deuda pendiente. La selección española afrontaba el Eurobasket de Polonia con la intención de ser Campeona de Europa por primera vez en su historia. Allí vimos a Gasol más motivado que nunca. Quería resarcirse de la derrota sufrida en Madrid en 2007, donde falló el tiro decisivo. España se rehizo tras un comienzo dubitativo y se alzó con el ansiado título. El catalán se llevó todo por delante: MVP, máximo anotador, máximo reboteador, etc.
La consecución del segundo anillo de campeón el pasado jueves ante los Celtics, supone un pedazo más de gloria a la carrera del español. Kobe Bryant fue nombrado jugador más valioso, pero son muchos los que consideran a Pau, como el verdadero merecedor de tal distintivo. A todo esto hay que sumarle un comportamiento excepcional tanto dentro de la cancha, como fuera de ella. Ni una sola declaración desafortunada, sin excesos en las victorias y evitando las excusas en la derrotas. Un jugador insaciable de los pies a la cabeza. Son muchos los que caen en la autocomplacencia. Gasol desconoce totalmente ese término. Cada temporada se prepara para subir un peldaño más. Año tras año se coloca nuevas metas. Y las consigue.
domingo, 20 de junio de 2010
De Málaga a Hollywood: retrato de un ganador
No, no estoy hablando de Antonio Banderas, sino del mejor jugador español de baloncesto de todos los tiempos: Pau Gasol. Un hombre sin límites, con una ambición descomunal y un afán de superación como pocos. Grande en la victoria y más todavía en la derrota. Pau sabe crecer año tras año, sin conformismos, y convertir cada derrota en un estímulo para volver a intentarlo.
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