La rivalidad entre Inglaterra y Alemania para muchos se remonta hasta la Segunda Guerra Mundial. En el ámbito deportivo surge a raíz de la final del Mundial de 1966 disputado en Inglaterra. Los anfitriones derrotaron en el mítico Estadio de Wembley, a la entonces Alemania Federal por 4-2, en un partido vibrante que se decidió en la prórroga. La figura del encuentro fue Geoff Hurst, autor de tres de los cuatro tantos británicos. Sin embargo, el encuentro siempre se recordará por un “gol fantasma” (el 3-2) del propio Hurst. El árbitro suizo Dienst dio por válido el tanto, a pesar de que las imágenes mostraban como el balón botaba en la línea de gol tras pegar en el larguero, sin entrar en la portería. En algunas fotografías incluso, se puede observar el esférico manchado de cal de la propia línea.
La venganza germana no se hizo esperar. En el siguiente Mundial (México 1970) Alemania Federal eliminaba a Inglaterra en cuartos de final, tras remontar un 0-2 con goles de Franz Beckenbauer, Uwe Seeler y “Torpedo” Müller, éste último en la prórroga. Los vigentes campeones no pudieron contar con su portero Gordon Banks, quien realizó en aquel torneo una parada “imposible” calificada como la mejor de la historia, despejando un cabezazo picado del gran Edson Arantes do Nacimiento, Pelé.
De nuevo en cuartos de final, en esta ocasión de la Eurocopa de 1972, Alemania Federal apeaba a Inglaterra, tras vencer en Londres 1-3 y empatar a cero en suelo alemán (entonces se jugaban eliminatorias a doble partido hasta las semifinales). Otro empate sin goles tuvo lugar en el “Mundial 82”, los dos conjuntos coincidieron junto con España en la segunda fase, donde los teutones pasarían a semifinales como primeros de grupo.
El Estadio Delle Alpi de Turín iba ser testigo del siguiente enfrentamiento anglo-germano. Semifinales del Mundial de Italia 90. Alemania tomaba ventaja gracias al lateral Andreas Brehme. Gary Lineker empataba para los ingleses a 10 minutos del final. Tras una prórroga sin goles, los lanzamientos desde el punto fatídico otorgaban a los alemanes el pase a la final. Los fallos de Waddle y Pierce condenaron a Inglaterra, que se despedía del Mundial dejando para el recuerdo las lágrimas de Paul Gascoigne y la célebre frase de Lineker.
La Eurocopa de 1996 celebrada en Inglaterra, era la ocasión perfecta para que los locales volvieran a la cima. Pero en semifinales apareció de nuevo Alemania. Los tantos de Alan Shearer y Stefan Kuntz, ponían las tablas en Wembley al término de los 90 minutos reglamentarios. De nuevo penaltis y otra vez los germanos se llevaban el gato al agua. Esta vez fue Gareth Southgate quien tuvo la desgracia de no acertar desde los once metros.
El último choque entre alemanes e ingleses en competición oficial, tuvo lugar en la primera fase de la Eurocopa del año 2000. Inglaterra venció por la mínima gracias a un gol de Shearer, pero ninguna de las dos selecciones consiguió clasificarse para la siguiente ronda. Hoy se escribe un nuevo capítulo de esta gran rivalidad. Está en juego algo más que el pase a los cuartos de final.
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