Todavía no es matemático, pero la Liga está sentenciada. El Real Madrid, está a 3 puntos del Barcelona (4 con el golaverage), con 21 puntos por disputar, pero el resultado de anoche es un golpe de efecto. Las rostros en un equipo y otro, reflejan a la perfección el estado de ánimo de los dos equipos: “somos campeones”, en el de los vencedores; “se acabó”, en el de los vencidos. El Barça de paso, rompe la imbatibilidad del Madrid en su estadio y por primera vez en su historia, gana dos veces consecutivas en casa del eterno rival.
El planteamiento inicial de Guardiola instaló la sorpresa en el ambiente. Alves jugaba de extremo derecho, pasando Puyol al lateral y Milito al centro de la zaga con Piqué. El técnico temía las contras del rival y con este esquema, pretendía frenar las peligrosas salidas en tromba del Madrid. Los blancos, por su parte, impusieron una enorme presión con el fin de impedir la circulación y “secuestro” del balón del Barça.
La primera parte transcurría con el Barcelona intentando llevar el peso del partido, procurando no perder el balón en zonas de peligro, y el Real Madrid, buscando incomodar y robar, para salir a toda velocidad buscando las carreras de Ronaldo principalmente. Podía decirse que ambos entrenadores se habían anulado mutuamente, hasta que en el minuto 32, Xavi y Messi conectaron. “La Pulga” se internó en el corazón del área, el de Tarrasa levantó la cabeza y le envió el balón. El control de Messi fueron dos cosas al mismo tiempo: control y regate sobre Albiol. Casillas no pudo hacer nada. Primer disparo a puerta: 0-1.
Como muchos vaticinaron, el primero en marcar tendría todas las de ganar. Guardiola así lo entendió y en el descanso volvió al esquema habitual con Alves de lateral. El Barcelona se conjuró para mantener la posesión del balón, como forma de atacar y protegerse al mismo tiempo. Xavi Hernández de nuevo, volvió a ejercer de maestro de ceremonias. Esta vez fue Pedro el encargado de recibir el pase al hueco y batir a Iker. Jaque mate.
El Madrid estaba tocado y hundido. Pellegrini buscó la solución con la entrada de Guti, pero ya era tarde. Aún así un genial pase del “14” que Van der Vaart malogró, pudo activar el “modo remontada” en el Bernabéu. El resto del partido fue un monólogo de los azulgrana, con pases, triangulaciones y “rondos” interminables, a los que el público y el Madrid asistían impotentes. Esta temporada el Barça está demostrando oficio, matando y durmiendo los partidos.
Después de la revolución del pasado verano, Florentino solamente ha podido minimizar el 2-6 para dejarlo en un 0-2. El Barça sigue siendo bastante superior y su hambre parece no tener fin. Los blancos tienen dos opciones: luchar hasta el final durante las 7 jornadas restantes y morir de pie, o por el contrario, tirar la toalla como la temporada pasada y cerrar otro año en blanco en la más absoluta mediocridad. Lo que todos saben es que da igual lo que escojan, la Liga ya tiene dueño.
El planteamiento inicial de Guardiola instaló la sorpresa en el ambiente. Alves jugaba de extremo derecho, pasando Puyol al lateral y Milito al centro de la zaga con Piqué. El técnico temía las contras del rival y con este esquema, pretendía frenar las peligrosas salidas en tromba del Madrid. Los blancos, por su parte, impusieron una enorme presión con el fin de impedir la circulación y “secuestro” del balón del Barça.
La primera parte transcurría con el Barcelona intentando llevar el peso del partido, procurando no perder el balón en zonas de peligro, y el Real Madrid, buscando incomodar y robar, para salir a toda velocidad buscando las carreras de Ronaldo principalmente. Podía decirse que ambos entrenadores se habían anulado mutuamente, hasta que en el minuto 32, Xavi y Messi conectaron. “La Pulga” se internó en el corazón del área, el de Tarrasa levantó la cabeza y le envió el balón. El control de Messi fueron dos cosas al mismo tiempo: control y regate sobre Albiol. Casillas no pudo hacer nada. Primer disparo a puerta: 0-1.
Como muchos vaticinaron, el primero en marcar tendría todas las de ganar. Guardiola así lo entendió y en el descanso volvió al esquema habitual con Alves de lateral. El Barcelona se conjuró para mantener la posesión del balón, como forma de atacar y protegerse al mismo tiempo. Xavi Hernández de nuevo, volvió a ejercer de maestro de ceremonias. Esta vez fue Pedro el encargado de recibir el pase al hueco y batir a Iker. Jaque mate.
El Madrid estaba tocado y hundido. Pellegrini buscó la solución con la entrada de Guti, pero ya era tarde. Aún así un genial pase del “14” que Van der Vaart malogró, pudo activar el “modo remontada” en el Bernabéu. El resto del partido fue un monólogo de los azulgrana, con pases, triangulaciones y “rondos” interminables, a los que el público y el Madrid asistían impotentes. Esta temporada el Barça está demostrando oficio, matando y durmiendo los partidos.
Después de la revolución del pasado verano, Florentino solamente ha podido minimizar el 2-6 para dejarlo en un 0-2. El Barça sigue siendo bastante superior y su hambre parece no tener fin. Los blancos tienen dos opciones: luchar hasta el final durante las 7 jornadas restantes y morir de pie, o por el contrario, tirar la toalla como la temporada pasada y cerrar otro año en blanco en la más absoluta mediocridad. Lo que todos saben es que da igual lo que escojan, la Liga ya tiene dueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario